Ayer en la noche vino Nohelí Rodríguez, amiga wayú, con uno de sus sobrinos, a buscarme en el apartamento de Chipy. Fuimos al velorio de Germán Pocaterra Uriana, padre de la diputado Noelí. Dí el pésame a la diputado, a su hermana médico y a su único hermano varón. Las elegantes mantas, de colores luctuosos, eran el clamor de la resistencia cultural de este pueblo arawako que tiene sus raíces en el desierto de La Guajira. Se escuchaban voces en castellano y en wayunaiki.
Rosa Trujillo, secretaria de Noelí Pocaterra, dialogaba de un tema muy importante con la Dra. María Monzón, famosa médico zuliana, promotora de un programa de combate contra la hepatitis entre los yukpas y los barí, desde hace más de dos décadas. Trujillo y Monzón hablaban de la necesidad de crear puentes entre el sistema de salud nacional y la misión barrio adentro. La fractura existente atenta contra la salud del pueblo y favorece el gasto desordenado.
Saludé a Noli Fernández, médico wayú, directora nacional de salud para pueblos indígenas; y a Pilar, nieta del difunto. Pilar afirma que nuestra común amiga kariña, María Andarcia, vendrá al entierro, que será el martes próximo, en la mañana, en Carretal, poblado cercano al centro misional 'Sta. María de Guana'. Este centro fue fundado por la Orden de los Capuchinos, y luego entregado a la Arquidiócesis de Maracaibo. Hace dos años, fui invitado por exalumnos y vecinos del caserío de Guana, a la toma de posesión del párroco, un sacerdote diocesano que era trasladado de Sinamaica, capital del municipio.
Buena parte de mis contactos con los wayú son fruto de unos meses que viviera en el nombrado centro misional, haciendo suplencia, con otro fraile zuliano, a Fr. Rafael Arroyo, capuchino castellano con muchos años de servicio en Venezuela. Actualmente Arroyo es párroco en Barquisimeto. Entonces tuve la ocasión de visitar muchas comunidades pequeñas y conocer a líderes locales de una organización wayú llamada Yanama (acción comunal). Esta organización, con raíces ancestrales, existía en La Guajira colombiana, y fue traída a Venezuela por diálogo entre un misionero capuchino, Fr. Miguel Rojas, y la líder wayú colombiana, Remedios, nombre con resonancias literarias, por la bella de García Márquez. La líder en Venezuela ha sido Nohelí Rodríguez. La alianza entre Noelí Pocaterra y Nohelí Rodríguez ha resultado muy interesante: aquella aporta sus conexiones políticas, y los recursos económicos que puede conseguir, y ésta garantiza que esos recursos lleguen a la base y sean bien administrados. Ojalá, es decir, quiera Dios, que tengamos más alianzas de esa calidad, para bien de los pueblos indígenas, y de los venezolanos todos. Ineficiencia y corrupción son dos componentes del cáncer de esta dolida patria.
Chipy y su esposo, Virgilio, se acercaron más tarde a dar el pésame a la diputado y sus parientes. Virgilio conoce desde hace años a Noelí y a sus padres. Chipy y el cuñado se sentaron a la mesa en que conversábamos Trujillo, Monzón, Rodríguez y yo. A las 10:00 pm nos marchamos, dado que iban a cerrar las puertas de la funeraria, ubicada frente a la plaza de Las madres. Chipy no sabe si la estatua dedicada a S. Francisco, con unos versos de Rubén Darío, todavía está en la plaza.