En la tarde de ayer, a las 4:30, la familia franciscana local celebró el paso de Francisco de este mundo al Padre: el Tránsito. Todos sabemos que estamos en este mundo de paso, pero tendemos a olvidarlo. En la celebración fueron admitidos a la orden seglar tres hermanos, por Benigna Lanz, la ministra de la fraternidad de Kavanayén. La primera lectura, de Celano, y el evangelio joánico riman, puesto que el pobrecillo quiso que le fuera leído este pasaje en su último momento. Jesús se despide de los discípulos con el lavatorio de los pies, 'sacramento' y tarea.
El equipo local de volley ball fue derrotado por los visitantes de Edelca, Electricidad del Caroní, ahora parte de la maltrecha Corporación eléctrica nacional. Los arekunas de esta comunidad, en cambio, vencieron en futsal. Los River convocaron a muchos a bailar al ponerse el sol, en la plaza comunal. El alcalde, Manolo, trajo su equipo de futsal e hizo algunos goles, pero finalmente fue derrotado. Lo acompañaba su esposa, Enza. Ana Gabriela, esposa de Jean Carlos, jefe segundo de esta comunidad, arekunas ambos, me invitó a cenar con el alcalde y su comitiva.
Los laudes de hoy fueron muy concurridos. En días 'normales' somos sólo los frailes (4), los postulantes (5 o 6) y algún seglar franciscano. En esta grande ocasión festiva estábamos los frailes (3), las religiosas (5) y alrededor de sesenta seglares franciscanos. Al finalizar, confesiones. A las 8:00 am, misa solemne, con profesión perpetua de ocho hermanos y hermanas seglares. Salimos del templo y dimos una vuelta, en procesión, siguiendo a los portadores de las pequeñas imágenes de Francisco de Asís y Teresita de Lisieux, en torno a la plaza. Cerramos estas dos horas litúrgicas con la bendición del Santísimo. El Hno. Raúl se fue a la Sochí (templo del areruya) para celebrar unos bautizos. El Hno. Antonio, un predicador de este movimiento religioso nacido entre los vecinos akawayos en el siglo XIX, nos visita; de manera que mucha gente camina de la iglesia parroquial a la sochí, para seguir celebrando en clima de fe el día del Poeta de las Criaturas, en esta majestuosa y vetusta Gran Sabana. Escribo desde la laptop de Guadalupe, en su restaurante. Un amigo sacerdote me pregunta por qué afirmo que Teresita fue aficionada a la fotografía. Debo contestarle que, si bien recuerdo, su hermana Celina, cofrade carmelita en el mismo convento, había estudiado fotografía y pintura antes de ingresar a la clausura.