El lunes fue día hogareño, para prepararme para el viaje a Caracas. Amarrar cabos y hacer maleta. Amenazaba lluvia (buena noticia para la Gran Sabana y para Guri, es decir para toda Venezuela); decidí hacer la caminata bajo techo, en el pasillo trasero de este centro misional. Después de vísperas me despedí de los hermanos Raúl y José-manuel.
El martes salí de casa a las 5:00 am; busqué a Railly, chofer de confianza, adventista, ejemplar hombre de familia; a las 7:30 am me dejó en la parada de carritos por puesto de Las Claritas. Lugar desangelado. Comí una arepa en sitio recomendado por el chofer, llamado 'El Brasileiro' por sus colegas. Caminé en un pasillo techado y fresco mientras se completaba el número de viajeros. Salimos a las 9:00 am y arribamos a la capital estadal a las 2:00 pm. Compré el boleto para seguir ruta a Caracas esta noche. Taxi hasta la casa capuchina bolivarense, en la parroquia Corazón de Jesús. Saludé a los hermanos. Ya están en esta casa los posnovicios Yorneis y Giuseppe.
Aprovecho los recursos caseros para revisar mi buzón-e y leer 'Correo del Caroní'. Actualizo este blog.
He rumiado todo el viaje el evangelio cotidiano: la oración que nos dejara el Mesías carpintero, centrada en el Abba y su Reino.