Domingo, día de nuestro señor, un carpintero que murió sobre el madero y venció a la muerte, llamada hermana por el medieval poeta de Asís. Otra jornada de convento 'mercedario' y capuchino. Tiempo para leer, meditar y dialogar. Ayudo a Jorge, el rector del templo, que ejerce de chef en la cocina, entre los pucheros (también aquí anda Dios, dijo la andariega Teresa). Celebro la misa de 5:30 pm. Cierro la jornada con un filme en blanco y negro sobre Billy, the kid.
Lunes: intento abordar el metro pero está saturado. Tomo una camionetica hasta la plaza Altamira. Voy a consulta con el Dr. Tortoledo, que me indica que estoy bien y que dentro de seis meses me haga otros exámenes. Como siempre, me recomienda bajar de peso y ser fiel al ejercicio cotidiano. Regreso combinando metro y caminata. Metro desde Altamira hasta Sabana Grande: caminata desde allí hasta Colegio de ingenieros. Állí abordé nuevamente el transporte subterráneo, porque se acercaba la hora de almuerzo. Otro trozo de caminata de Capitolio a La Merced. Me detuve en la librería del Fondo de cultura económica cercana a Plaza Venezuela, para mirar títulos, hojear algún texto y terminar comprando una obra de Bachelard sobre el elemento tierra. Hago propósito de ir comprando los textos del mismo autor sobre agua, viento y fuego. Me obsequio además una obra de G. Steiner sobre 'Los maestros' (Sócrates, Jesús...). En la tarde, después de almuerzo y siesta, cuento centavos junto con Ramón Morillo, el guardián de esta fraternidad, y Marina y Sandy, dos de las Rivas nombradas el día anterior.