Hora y media para leer y comentar con los novicios un artículo de Lizarralde sobre las masacres sufridas por los barí en los '40 y '50, hasta el encuentro pacífico con los capuchinos, que jugándose el cuero lograron detener a los hostigadores (petroleras y hacendados) y alcanzaron la creación de la zona indígena reservada para que los barí vivieran en paz y autonomía. Nada nuevo: en la colonia los encomenderos, explotadores de los indígenas, exclamaron en Venezuela: 'tan perros son los indios como los capuchinos'. Alianza que continúa. Durante un año los frailes hemos celebrado, en la intimidad fraterna, los cincuenta años de ese encuentro pacífico.
Todavía hoy los pueblos indígenas son acosados por la sociedad criolla: en otras palabras, la realidad sigue siendo colonial, aunque el Estado se proclame bolivariano y revolucionario. Éste es un buen tema para este año bicentenario. Desde el mismísimo Ministerio de pueblos indígenas se intenta controlar el movimiento indígena. Así Carlos Somera, viceministro, es el candidato de dicho ministerio, con el ropaje del Frente Waikaepurú. Es triste escuchar entre líderes con cierta conciencia crítica: 'lo apoyamos porque no tenemos alternativa'. Si eso es cierto, el movimiento indígena está mal. Si eso es cierto, las comunidades indígenas y sus aliados tenemos que preguntarnos qué debemos hacer para construir la alternativa, aunque lleve tiempo lograrlo.