El viernes viajamos de Caracas, de los 'hechos rojos', a Ciudad Bolívar. En el viaje, mientras escuchábamos radio, una noticia nos parecía de radio rochela, con el perdón de los cómicos: en un país en el cual cada fin de semana hay más de cincuenta asesinatos; de los cuales, según cifras oficiales se resuelve el 9%, cincuenta especialistas están a punto de descubrir al eventual asesino de Simón Bolívar... Tal vez sea pariente de Zuloaga o Mezerhane o los Mendoza.
El sábado seguimos camino hacia el sur, a la Gran Sabana. Desde Upata no había combustible. Ahora PDVSA es de todos, pero aquí no hay gasolina para nadie. Otra muestra de esta patria bizarra (es decir que está 'patas arriba').
El domingo: misa con larga homilía, para compartir la visita del Hno. Mauro y llamar a conocer y valorar la historia de la Orden en Venezuela; luego, clase con los upelistas locales. Deben entregarme un trabajo el próximo fin de semana, cuando tendrán clase con los profesores que vienen de Maracay.
Lunes: Danny, expostulante; candidato a prenoviciado, ha venido para acompañarme; hace sus tareas con serenidad. Luce más maduro.