Ayer dialogué con los animadores laicos sobre correspondencias o resonancias entre pasajes bíblicos y narraciones pemones. Es una tarea que hemos hecho en cada encuentro trimestral. Hoy trabajaron unos números del catecismo universal sobre el sacramento de la confirmación. Antes de empezar el trabajo de ayer les pregunté cómo han vivido ese diálogo entre Biblia (del medio oriente) y la tradición de estos caribes afables. Respondieron que les ha gustado mucho y que lo usan luego en catequesis y en las celebraciones de la Palabra. También les pregunté qué otros temas quieren que veamos en estos encuentros: respondieron, sintonizando con Juan Pablo II, que desean que estudiemos vidas de santos. Comenzamos hoy, después de la clase de liturgia (confirmación) con algunos datos biográficos de Francisco de Asís: burgués, 'rey de los jóvenes parranderos', aspirante a guerrero medieval, albañil, enfermero de leprosos, predicador itinerante, fundador de una familia espiritual. Hans Urs von Balthasar considera que el movimiento franciscano es la más fuerte huella del Espíritu en la Iglesia Católica. En Venezuela un historiador, Duarte Level, expresa que las fronteras nacionales son fruto de las sandalias capuchinas. Cuando leo cosas así, recuerdo la llamada de Francisco a no ganar indulgencia con escapulario ajeno, o dicho de otra manera, a bregar por ser coherentes con lo que narramos.
Mientras hacían trabajo de grupo fui a conversar con la directora de Fe y alegría, Marisabel, quien me cuenta que están sin actividades por el 'plan república' para las elecciones internas de los candidatos del PSUV a las elecciones legislativas. Conversamos en formato libre. Compartimos datos. Tratamos de mantenernos al día sobre la dinámica de las comunidades y líderes pemones.
Almuerzo frailuno, con presencia episcopal. Nuestro obispo siempre hace mesa y reza con los frailes de esta ciudad. Reviso mi buzón electrónico. Contesto mensajes, leo el Correo del Caroní y redacto esta entrada en este blog marginal.
jueves, 29 de abril de 2010
miércoles, 28 de abril de 2010
De vuelta, desde Gran Sabana
Nuevamente pasé varios días sin poder escribir en este blog. El infocentro sigue cerrado. Los cibercafé de las dos Rosas, Urriza y Sosa, en Kavanayén, estaban preparándose para el servicio al público. Creo que ya están listos. Ahora les escribo desde la casa del noviciado de los hermanos menores capuchinos, en la capital municipal de Gran Sabana, Santa Elena de Wairén.
He venido a la capital para el encuentro trimestral de laicos animadores espirituales de sus comunidades, que organiza el Lic. Jesús de La Torre, quien ayer cumpliera 51 años. Su esposa, sus tres chiquillas, el Obispo, el vicemaestro de novicios, los cuatro novicios, el guardián del Tukuko, un fraile andaluz y quien les escribe, celebramos la ocasión. Mons. Jesús A. Guerrero y el novicio Víctor, como guitarristas, fueron el alma de la pequeña fiesta.
Domingo y lunes pasados tomé parte en un encuentro de la Federación de indígenas del Edo. Bolívar, en Kavanayén. Esta organización nació en la década de los setenta y, a mi juicio, y el de varios participantes, es la más fuerte organización indígena en Venezuela, con claridad de objetivos y sentido crítico ante el proceso político venezolano. Gran parte del encuentro se gastó en lo que podemos llamar revisión de vida. Esto suele ser doloroso, pero como algunos líderes dijeron, es necesario, para buscar la unidad y fortalecer la organización, sujeto colectivo que no debe identificarse con la junta directiva. Este año por cierto deben realizar asamblea para elegir la nueva junta directiva. Hay consenso en que el objetivo fundamental es alcanzar la titularidad sobre el territorio tradicional, según mandato constitucional todavía incumplido por este gobierno que se dice aliado de los pueblos indígenas. En la primera semana de mayo tendrán una asamblea mayor, en C. Bolívar, para la elección del precandidato de los pueblos indígenas del Estado Bolívar en las venideras elecciones para diputados nacionales.
Un tema apenas rozado, pero presente, fue la realidad de la división en el movimiento indígena: antes hubo dos directivas del Consejo nacional indio de Venezuela (CONIVE); una directiva fiel a la diputado wayú Pocaterra y otra a la ministra yekuana Nicia; ésta creó otra organización, llamada CONVIVE. Conive aparece 'casado' con el PSUV. Supongo que también Convive. Ya hay candidatos de línea opositora para dichas elecciones. La voluntad de poder, según Nietzsche, es universal, pero se alborota especialmente en los políticos en estas coyunturas y, con mucha frecuencia, el cacareado deseo de servir al pueblo (que no sé si alguien cree), es simple gana de encaramarse en el aparato estatal para disponer de bienes públicos como si fueran privados (esto es capitalismo muy salvaje).
He venido a la capital para el encuentro trimestral de laicos animadores espirituales de sus comunidades, que organiza el Lic. Jesús de La Torre, quien ayer cumpliera 51 años. Su esposa, sus tres chiquillas, el Obispo, el vicemaestro de novicios, los cuatro novicios, el guardián del Tukuko, un fraile andaluz y quien les escribe, celebramos la ocasión. Mons. Jesús A. Guerrero y el novicio Víctor, como guitarristas, fueron el alma de la pequeña fiesta.
Domingo y lunes pasados tomé parte en un encuentro de la Federación de indígenas del Edo. Bolívar, en Kavanayén. Esta organización nació en la década de los setenta y, a mi juicio, y el de varios participantes, es la más fuerte organización indígena en Venezuela, con claridad de objetivos y sentido crítico ante el proceso político venezolano. Gran parte del encuentro se gastó en lo que podemos llamar revisión de vida. Esto suele ser doloroso, pero como algunos líderes dijeron, es necesario, para buscar la unidad y fortalecer la organización, sujeto colectivo que no debe identificarse con la junta directiva. Este año por cierto deben realizar asamblea para elegir la nueva junta directiva. Hay consenso en que el objetivo fundamental es alcanzar la titularidad sobre el territorio tradicional, según mandato constitucional todavía incumplido por este gobierno que se dice aliado de los pueblos indígenas. En la primera semana de mayo tendrán una asamblea mayor, en C. Bolívar, para la elección del precandidato de los pueblos indígenas del Estado Bolívar en las venideras elecciones para diputados nacionales.
Un tema apenas rozado, pero presente, fue la realidad de la división en el movimiento indígena: antes hubo dos directivas del Consejo nacional indio de Venezuela (CONIVE); una directiva fiel a la diputado wayú Pocaterra y otra a la ministra yekuana Nicia; ésta creó otra organización, llamada CONVIVE. Conive aparece 'casado' con el PSUV. Supongo que también Convive. Ya hay candidatos de línea opositora para dichas elecciones. La voluntad de poder, según Nietzsche, es universal, pero se alborota especialmente en los políticos en estas coyunturas y, con mucha frecuencia, el cacareado deseo de servir al pueblo (que no sé si alguien cree), es simple gana de encaramarse en el aparato estatal para disponer de bienes públicos como si fueran privados (esto es capitalismo muy salvaje).
miércoles, 7 de abril de 2010
desde la odalisca del Orinoco
Desde el 23 de marzo no había escrito, puesto que el infocentro de Kavanayén está sin señal; según sabemos, por morosidad del Ministerio encargado con el proveedor. Igual pasa en ocasiones con el programa de alimentación escolar: los pequeños se quedan sin 'papa' por falta de pago del gobierno a los proveedores. En el ambulatorio no hay suficientes medicamentos... Pero estamos recién empezando pascua y no debo quejarme tanto.
La semana santa fue ocasión para renovar la fe junto a los caribes gransabaneros. El domingo de ramos, después de celebrar la misa, fui a visitar al párroco vecino, a tres horas y media de carretera, parte de tierra, parte asfaltada. Adriano es un diocesano italiano, ya veterano entre los pemones, los akawayos y los arhuacos de Cuyuní. Esa tarde y noche dialogué mucho con él y con Guillermo, un cura obrero holandés que forma parte del movimiento Calama. Guillermo tiene en casa, en S. Félix, a Alejandro, un joven de Mapaurí, comunidad pemón, en Gran Sabana, que vive el calvario de ser enjuiciado por acusación de asesinato. Las historias que cuenta Guillermo del absurdo proceso judicial me hacen recordar la obra de Kafka y el cuento del infierno venezolano; ya saben: cuando hay tambores, no hay mierda; cuando hay mierda no hay tambores; a veces hay tambores y mierda, pero los obreros están en paro. En S. Miguel tuve la suerte de tomar parte, el lunes después de ramos, en una reunión de gente de las comunidades del sector empeñada en tarea de iglesia y de educación. El proyecto triple E: economía, espiritualidad y educación, nacido del equipo de pastoral parroquial y acompañado por muchas personas. Sería largo describir dicho proyecto. Baste señalar que lo considero una muestra de lo que los obispos en Aparecida expresan: el momento actual, de emergencia de los pueblos indígenas, con sus valores tradicionales, es un kairós, un tiempo de gracia para la humanidad entera.
El domingo de resurrección fui a celebrar el banquete del crucificado que ha resucitado en S. Rafael de Kamoirán y en Karawaré. En la primera comunidad me encontré con el Hno. Francisco, líder local que anuncia que irá a la Periquera, en el río Paragua, a evangelizar.
Hoy miércoles viajé de Kavanayén a C. Bolívar para tomar parte en el encuentro anual de formandos capuchinos, los retoños del vetusto árbol. Los jóvenes me han invitado para que les hable de 'La Misión', desde la experiencia de este pobre fraile en medio de los pemones.
La semana santa fue ocasión para renovar la fe junto a los caribes gransabaneros. El domingo de ramos, después de celebrar la misa, fui a visitar al párroco vecino, a tres horas y media de carretera, parte de tierra, parte asfaltada. Adriano es un diocesano italiano, ya veterano entre los pemones, los akawayos y los arhuacos de Cuyuní. Esa tarde y noche dialogué mucho con él y con Guillermo, un cura obrero holandés que forma parte del movimiento Calama. Guillermo tiene en casa, en S. Félix, a Alejandro, un joven de Mapaurí, comunidad pemón, en Gran Sabana, que vive el calvario de ser enjuiciado por acusación de asesinato. Las historias que cuenta Guillermo del absurdo proceso judicial me hacen recordar la obra de Kafka y el cuento del infierno venezolano; ya saben: cuando hay tambores, no hay mierda; cuando hay mierda no hay tambores; a veces hay tambores y mierda, pero los obreros están en paro. En S. Miguel tuve la suerte de tomar parte, el lunes después de ramos, en una reunión de gente de las comunidades del sector empeñada en tarea de iglesia y de educación. El proyecto triple E: economía, espiritualidad y educación, nacido del equipo de pastoral parroquial y acompañado por muchas personas. Sería largo describir dicho proyecto. Baste señalar que lo considero una muestra de lo que los obispos en Aparecida expresan: el momento actual, de emergencia de los pueblos indígenas, con sus valores tradicionales, es un kairós, un tiempo de gracia para la humanidad entera.
El domingo de resurrección fui a celebrar el banquete del crucificado que ha resucitado en S. Rafael de Kamoirán y en Karawaré. En la primera comunidad me encontré con el Hno. Francisco, líder local que anuncia que irá a la Periquera, en el río Paragua, a evangelizar.
Hoy miércoles viajé de Kavanayén a C. Bolívar para tomar parte en el encuentro anual de formandos capuchinos, los retoños del vetusto árbol. Los jóvenes me han invitado para que les hable de 'La Misión', desde la experiencia de este pobre fraile en medio de los pemones.