Un amigo me regaló 'El agente secreto' de J. Conrad, polaco nacionalizado en Inglaterra. Él mismo, en la dedicatoria, llama a su novela 'relato del siglo XIX'. Conrad fue hombre de mar y letras, que irrumpió en las letras inglesas en 1895, con 'La locura de Almayer'. 'El agente secreto' está ubicada en el Londres de fin de la nombrada centuria (Nietzsche enloquecía o ya estaba recluido). Apenas he comenzado a gustarla. Evoco 'Los endemoniados' de Dostoyevski y 'Los lanzallamas' de R. Arlt. Anarquistas irónicamente descritos: holgazanes, resentidos, ególatras, fracasados... Burguesía considerada torpe y chata. Diplomáticos de aire aristocrático y cínico, menospreciadores de las masas y la democracia. Ya dije... apenas he leído un poco.
Esta mañana he terminado de comentar los apuntes de 'Pueblos indígenas en Aparecida' para los novicios capuchinos, en esta gris y húmeda capital gransabanera. El agua en el embalse del Guri ya subió unos centímetros, pero las inversiones en termoelectricidad y otras fuentes siguen retrasadas.
Los novicios dialogan y deciden que sigamos profundizando en la cuestión de pastoral y pueblos indígenas. Ya tienen en sus manos el texto de Lizarralde sobre indígenas barí masacrados por hacendados de Perijá en los años '40 y '50.
No hay comentarios:
Publicar un comentario