Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
Últimos versos del Cántico de las criaturas o del Hermano Sol, obra del poeta de Asís, que se llamara a sí mismo 'juglar de Dios', fundador de la familia franciscana, árbol del cual somos los capuchinos una pequeña rama, del siglo XVI.
Esta mañana estuve compartiendo algunos comentarios del Cántico, con los tres retoños más jóvenes, en Venezuela, de la rama capuchina del árbol franciscano.
Leonardo Boff, en un apartado de su libro 'Ternura y Vigor', valora altamente la obra de Eloi Leclerc sobre el Cántico. La clave de la lectura del Cántico, según el fraile francés y el exfraile brasileño, está en unir arqueología (búsqueda del hondón) con ecología, es decir, espiritualidad con defensa de la creación. Releer el Cántico desde las experiencias profundas del autor, es una invitación a crecer en el seguimiento de Jesús al estilo del Pobre de Asís, que nos llama a la oración, la fraternidad y la minoridad (humildad, ascesis, solidaridad con los empobrecidos).
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