Considero a Yoani mi maestra en el blog. Fue después de leer sus famosas columnas que decidí aprovechar este espacio electrónico para compartir reflexiones nacidas de la existencia en medio de los pemones, particularmente los arekunas de Kavanayén, comunidad ubicada en la Gran Sabana, muy conocida por su belleza fascinante; ahora más conocida, por el concurso de las siete maravillas del mundo, todavía en proceso, y por la película UP.
Terminé mis gestiones para sacar pasaporte y viajar a Quito, Dios mediante, en agosto. Este es un lujo que no puede darse la maestra Yoani. Ya ustedes saben por qué: un funcionario cubano dijo que la dificultad para sacar permiso de viaje en ese 'mar de la felicidad' se debe a que si salen todos quién va a cuidar la isla (y el dinosaurio político). Yoani ha dicho 'yo no me voy'.
Realizamos la reunión de la comisión organizadora de la asamblea viceprovincial, que tiene como objetivo elaborar un nuevo proyecto para los capuchinos que vivimos y trabajamos en esta pequeña Venecia (navegando en la red topé con una película de Ruddy Rodríguez, donde la bella interpreta a una fémina con el nombre de la ciudad de las góndolas).
Los estudiantes de nuestra vetusta casa de La Merced, herencia involuntaria de los mercedarios, quienes al igual que todos los religiosos fueron exclaustrados por la ideología liberalista de el Americano Ilustrado, están afanados con los últimos exámenes en el Instituto de Teología para religiosos (abierto para diocesanos y laicos). Son cursantes del propedéutico y filosofía. El primero, necesario por el mal estado de nuestro sistema educativo. La filosofía es parte de la tradicional formación de clérigos en la santa madre Iglesia, desde que los Padres de la iglesia, primeros teólogos después de los apóstoles, pusieran en diálogo la fe cristiana con la paideia (cultura, pensamiento, pedagogía) griega.
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