El domingo, día del carpintero que muriera sobre un madero y resucitó para responder a los gemidos de parto de la creación entera, celebré el banquete del Reino en medio de una asamblea de gente 'insignificante a los ojos del mundo', pero predilectos del Padre Bueno. Con esta celebración me despido de S. Rafael de Kamoirán y voy al hogar del Kavanarú. Recién llego voy a visitar a los tomistas de las instalaciones de Edelca. Me encuentro con Héctor, pemón, excapitán de Kumarakapai, autoridad regional del Ministerio de pueblos indígenas, que todavía no sé para que sirve (el ministerio o el funcionario, da igual). Ayudo a los tomistas a redactar un acta que Héctor llevará a su ministerio, presidido por la ministra Necia (perdón, quise decir Nicia). Es bueno reseñar que Héctor vino hace unos meses a hablar maravillas sobre los Consejos comunales y las Comunas. Le hicimos la observación siguiente: muchos funcionarios pasan fugaces hablando de ese modelo organizativo, pero luego no aparecen más, dejando a las comunidades sin el necesario acompañamiento. Prometió acompañar el proceso organizativo. No lo vimos hasta este momento de conflicto. Beatriz, una de las tomistas, pregunta, con cara de inocente criatura, '¿por qué han venido ahora si les habíamos escrito desde hace casi un año?'. Elemental respuesta: porque los pacientes pemones se arrecharon y tomaron el campamento de Edelca. Si hicieran igual los doscientos empleados de Evcaven, empresa de Arné Chacón, hermanito del inefable Jessie, otro gallo cantaría para ese empresario maula. Otrosí para semejantes casos de violación de derechos laborales.
El domigo en la noche llegó a Kavanayén una comisión de la asamblea nacional. Valga la pregunta de Beatriz nuevamente. Valga la respuesta elemental también en esta ocasión. En conclusión, el Poyo, diputado kariña, no podrá complacer al papá gobierno, apaciguando a los tomistas; los arekunas siguen firmes: 'pago justo y reconocimiento del grupo como cooperativa de servicios, sin empresas mafiosas de boliburguesitos, o nos adueñamos de las instalaciones de Edelca y las convertimos en campamento turístico'.
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