Ayer los aguinalderos en misa fueron los famosos cantantes del sector Putarí, que este año interpretaron en castellano. La homilía estuvo centrada en el nombre y el futuro (¿Qué será de este niño?). Recordé a la madre española que bautizó a un hijo Ignacio y a otro Francisco. El primero llegó a ser provincial de los jesuitas españoles (fundados por Iñigo de Loyola) y el segundo fue fraile capuchino (y por tanto franciscano) con muchos años de servicio en Roma. Una madre profeta. Hablé sobre el nombre como proyecto de vida. Llamé a padres y padrinos a tomar en serio la elección del nombre de los hijos y ahijados. Se quedó en el cacumen la invitación a recuperar el uso de nombres en pemón.
Esta mañana, al regresar de la acostumbrada caminata matutina, unos vecinos me invitaron a compartir el desayuno típico: kachirí (bebida fermentada a base de yuca y batata), casabe, tumá (sopa picante) y pececitos asados. Nuestro obispo, Jesús Alfonso Guerrero, señala que en medio de los pemones no podemos hablar de eucaristía sin hacer referencia a estas comidas comunitarias. Estos vecinos celebran el tiempo navideño con aguinaldos: han cantado desde las 3:00 am hasta las 7:00 am, cuando han dado lugar a la comida. Cuatro horas de cantos para expresar la vida, la fe, el sentido familiar y vecinal. Aquí es fácil experimentar lo del Eclesiástico 32, 12s: Diviértete y bendice a tu Hacedor.
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