Viajé anoche, en bus retrasado de la empresa Rodovías, de Caracas a Ciudad Bolívar. En la oficina de Expresos Occidente las chicas que atendían a los clientes tenían problemas con la computadora, de modo que la pequeña cola se movía lentamente. Finalmente, tengo en manos el pasaje para viajar esta noche hacia el sur. Saludé a Isabel y a su madre, Consuelo, quienes recién llegaron de la Gran Sabana y compran pasaje para seguir su ruta hacia la capital nacional, donde, como diría Ciorán, viven muchos insectos, y algunos son célebres. Taxi para ir a la parroquia Corazón de Jesús. El taxista me cuenta que hace un año fue despojado, por unos malandros, de su taxi, pero ha recibido ayuda de su familia y de los colegas de su línea de taxis, y ha logrado salir adelante. Manifiesta que en estos diez años de desgobierno todo está peor, pero especialmente se ha agudizado la inseguridad personal.
Converso un buen rato con el Hno. Miguel, guardián y párroco en esta fraternidad capuchina. Hacemos ecos a la asamblea viceprovincial, donde los dos temas más sentidos han sido 'la vida fraterna' y el nuevo itinerario formativo. El Hno. Eduardo va a cita médica; Miguel debe ir a hacer mercado. Aprovecho la conexión-e para leer mis buzones y la prensa (El Nacional y Correo del Caroní).
lunes, 30 de noviembre de 2009
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