Mañana del martes en la capital municipal: diligencias bancarias y compras, especialmente de los ingredientes de las hayacas. En la tarde regreso al hogar del Kavanarú. Tres horas de solitario y plácido viaje, rumiando la existencia, versículos de El Eclesiástico y los primeros ocho capítulos de Proverbios y los misterios del rosario. Al llegar, busco las llaves de casa, que había dejado en manos de la Hna. Zaida. Un bocado de pan, tomate y queso; el queso fue comprado en Santa Elena; un poco de comida para Wakü; cerrar portón y puerta; un baño y a dormir.
Miércoles: rutina matutina. Después de misa y desayuno, leo unas páginas del interesante texto de Domínguez Morano. Debo pedir al Obispo 'Los registros del deseo', del mismo autor. El Obispo ha de venir el próximo viernes. Ese día tendrá encuentro con frailes y religiosas.
Esta mañana, fresca y venteada, Ismael salió temprano a buscar a Fr. José Manuel en Upata. Allí comprarán cauchos nuevos para el toyota Pick-up y sal para el ganado. Las educadoras del preescolar me piden algún afiche para acompañar los dibujos navideños de los chiquillos. Una secretaria, parte del equipo que hace el pesebre en la iglesia, quiere pintura en spray para la tarea.
A pesar de los bolicorruptos logré escribir una entrada sin hacer referencias políticas (casi...)
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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