martes, 19 de enero de 2010

Cántico del sol VII

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.


En Copenhague se planteó el problema, pero las soluciones aparecen como no satisfactorias. Los señalados como principales contaminantes y causantes del cambio climático son China y Estados Unidos. Se dice que si el promedio de consumo de un ciudadano norteamericano fuera igualado por todos los habitantes del planeta, necesitaríamos otras diecinueve tierras. Es evidente entonces que hay que replantear el estilo de vida de los gringos y el proyecto de vida de todos (o casi). Ignacio Ellacuría, mártir jesuita en El Salvador, filósofo, decía que necesitamos una austeridad solidaria, para combatir el consumismo y el individualismo feroces.

El cuidado de la hermana madre tierra implica complejas tareas, pero también cosas sencillas, al alcance de cada persona: mantener limpio el medio ambiente; usar lo mínimo necesario la electricidad, el agua, los vehículos motorizados; educar para las tareas anteriores; promover el contacto con la naturaleza; cultivar la austeridad y la solidaridad.

Los pueblos indígenas tienen en sus respectivas tradiciones mucho que aportar en la brega ecológica: siglos de convivencia armónica con su entorno natural, comprendido y vivenciado como lugar de manifestación de la vida y los espíritus ancestrales, y por ello, digno de reverencia. Pero acontece que la globalización, con su tendencia cultural homogeneizante, amenaza a dichas culturas. El Proyecto Riesgo está presente en Kavanayén: un equipo interdisciplinar que tiene como hipótesis de trabajo que 'el fortalecimiento de la organización tradicional de los pueblos vecinos a los bosques es la mejor herramienta para la conservación de los mismos'. Estamos en el interesante proceso de diálogo entre científicos y la comunidad pemón (niños-jóvenes, ancianos, docentes...).

asamblea arekuna y paseo frailuno

El domingo, después de misa, tuvimos una breve reunión del círculo bíblico, para tomar parte luego en la larga asamblea comunitaria. El primer punto de la agenda, informe de la junta directiva de capitanía (organización local), quedó pendiente, por ausencia del jefe Filiberto, quien se fue el día anterior a Santa Elena a buscar combustible. Esta es tarea difícil para los ciudadanos honestos, y fácil para los contrabandistas que untan a las autoridades que supuestamente vigilan. El segundo punto, relacionado con la demarcación, fue de muchas intervenciones, especialmente por parte de los ancianos, quienes hicieron un llamado a seguir con pasión en la brega de defender el territorio pemón. Uno de los ancianos fustigó a líderes indígenas enchufados en el aparato estatal, que callan ante la mora del Gobierno en el cumplimiento del mandato constitucional correspondiente. Los abuelos también hicieron ver la falta de compromiso de las nuevas generaciones en el aprovechamiento productivo de la tierra, concretamente en la necesaria producción de alimentos. Hilaron las dos cuestiones (demarcación y autogestión económica) con el requerido fortalecimiento de la identidad cultural pemón-arekuna. Un abuelo se pronunció contra la pretendida cubanización del país. Hubo muchos otros puntos abordados, que sería largo reseñar.

Ayer lunes fui de paseo con los postulantes, el Hno. Raúl y los hermanos del noviciado, incluyendo al vicemaestro Richard, quien hiciera su postulantado y noviciado en Santa Elena. Nos encontramos en el puerto de Rivo-rivó. Desde allí, en barca del jefe local, Olindo, con motorista kamarakoto y proero arekuna, navegamos unos minutos hasta el salto Chinak del río Aponwao. Los jóvenes bajaron al pie del salto. Yo quedé dialogando con los pemones: motorista, proero y otros dos jóvenes. Uno de ellos manifiesta que quiere seguir sus estudios de bachillerato, pero no tiene recursos económicos. Los compañeros regresaron para almorzar. Luego algunos volvieron a descender y fueron hasta el pozo llamado 'Del amor', de un riachuelo afluente del Aponwao. Yo aproveché para enhamacarme hasta su vuelta. Nueva travesía fluvial. Pagamos a Olindo la deuda en gasolina de dos viajes anteriores (40 lt). Le debemos 20 lt de hoy y tres litros de aceite de fuera de borda (de tres viajes). Converso un poco con el jefe local sobre un caso fuerte de conflicto entre jóvenes vecinos y turistas. Según el jefe los jóvenes locales estaban tomados y molestaban a media noche a los turistas. Hablamos de la posibilidad de organizar unas charlas para llamar al orden y a cuidar su fuente de trabajo, el turismo.