viernes, 19 de febrero de 2010

ayuno electrónico y viaje

Algún ocioso lector de este marginal blog me pregunta por qué he dejado de escribir durante varios días. Fácil: días carnavalescos. Desde el viernes previo no trabaja el infocentro. Y el día jueves, después de ceniza, salí de Kavanayén para dejar dos postulantes en S. Rafael de Kamoirán. Allí tomé parte en una reunión de capitanes (jefes) de comunidades pemones del sector V del organigrama de la federación indígena del Estado Bolívar. El jefe del sector (más de veinte comunidades), profesor universitario, Florencio, lamenta que haya sólo unos pocos jefes de comunidades. Así mismo le entramos al tema. Se trata de dialogar acerca de las características del título de propiedad que se exige al Estado sobre las tierras y el hábitat de los pemones. El día 22 de los corrientes deben viajar a Ciudad Bolívar, para llegar a consenso con los otros sectores de dicha federación. Han logrado reactivar la comisión regional de demarcación y retoman una brega de siglos (lucha por su 'territorio'). Las comillas son porque a los militares y a otros les da dentera hablar de territorios indígenas, pero en cambio se habla de territorios comunales. Las comunidades indígenas existen antes del Estado venezolano, colonial o republicano. Cuánto durarán los Consejos comunales. Serán eternos como afirmó el Tiranosaurius rex sobre la revolución cubana (ja...).

Terminada la reunión, mesa común. Seguí ruta hasta Kamakén, donde decidí pernoctar. Aquí quedarán otros tres postulantes capuchinos: jóvenes que inician su formación en la Orden que desde 1650 comparte vida con los pueblos indígenas de esta 'Venecia tercermundista' (no he visto el filme de Ruddy Rodríguez). Dormimos en el preescolar. A las 6:00 am, misa. Luego, cafecito y camino a la capital municipal. Una hora en el banco para sacar realitos. La espera se hizo corta porque el vecino, un obrero de construcción, cuyo hijo estudia economía en la UCV, en Caracas, planteó interesante conversa. Decido pasar la tarde en Santa Elena. Dormiré, si la 'merco-rumba' nos deja, en el noviciado.