Es obligatorio honrar a Brito, por su tenacidad en la lucha quijotesca contra este gigante-molino de mediocridad, militarismo, refritos ideológicos, grosería, corrupción, ineficiencia, violación descarada de derechos humanos, hipercentralismo, caudillismo, chabacanería, populismo ramplón, sectarismo, autoritarismo, aduladores, oportunistas, arribistas, hipócritas, vividores, resentidos, violentos, caraduras, títeres, focas... La mayor muestra de su magnanimidad es la llamada a su hija a perdonar a quienes no quisieron hacerle justicia, incluyendo al Sin nombre (se lo quitó él mismo, cuando hizo la promesa de terminar con la realidad dolorosa de los niños de la calle).
Oiganme hijos:
apártense del Mal
y busquen la paz.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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