Nos acostamos a las 2:30 am. Me desperté a las 6:30, pero volví a dormirme. Me levanté a las 8:00. Rutina matutina. Bajé a desayunar, frugalmente. Dialogué ampliamente con Ramón y Ernesto 'Kiko'. Especialmente con el segundo. Insistí en los dos temas claves: necesidad de renovar la pastoral juvenil en cada fraternidad y de hacer oferta vocacional atractiva, con la palabra y con el testimonio vital; y en fomación, la urgencia de que los formadores, especialmente los novatos, seamos acompañados para acompañar. Hablamos también sobre el desafío del noviciado intercircunscripcional (Ecuador, Colombia, Venezuela; la querida Gran Colombia de Bolívar).
Un rato de oración antes del almuerzo. La sobremesa se alargó. Nos acompaña una hermana de Wilfredo, qepd. Somos pocos, porque los estudiantes están en la casa de La Pastora, haciendo ejercicios espirituales con el Hno. Omar Rodulfo, quien vino de Roma para compartir con los capuchinos y con la familia franciscana. Ya tuvo una tanda de ejercicios con los novicios salientes y entrantes, en Santa Elena de Wairén.
Siesta reparadora. Antes de dormirme estuve en la duermevela, rumiando unas páginas del libro sobre los 'Pumas' frailunos ya nombrados. Meditaba sobre la coyuntura personal y la necesidad de vivir cada día en manos del Padre Bueno, gustando su amor y tratando de hacer su voluntad cotidianamente.
Celebré la misa de 5:00 pm. Al final, un llamado paulino a la esperanza ante la dura realidad de la Hermana Muerte. Mientras escribo estas líneas la Hermana lluvia acaricia el anonimato y la prisa de la ciudad capitalina. Al ver los monumentos coloniales de Quito uno tiene que recordar que ellos fueron virreinato y nosotros pobre capitanía general. La historia contemporánea, petrolera, hizo que Venezuela luciera durante años como atractiva para la migración de europeos y suramericanos, incluyendo ecuatorianos. Quizá, a pesar de la crisis mundial y de la década de prolongación autoritaria de los males de la llamada cuarta república, todavía vengan hermanos a esta patria de Bolívar, buscando nuevos horizontes.