Hoy en la mañana fue el encuentro de los HH. Mauro, ministro, y Carlos, definidor, con los guardianes y formadores capuchinos en Venezuela. Guardián es el nombre tradicional franciscano del coordinador y animador de las fraternidades locales. En el diálogo constatamos, una vez más, que somos pocos en muchos lugares y con abundantes tareas. Recuerdo que Fr. Fidel, ahora anciano retirado en La Florida, Caracas, dijo en una ocasión: 'siempre ha sido así desde que Fr. Francisco de Pamplona y compañía arribaron a Venezuela'. Y antes Jesús de Nazaret: 'la mies es mucha y pocos los obreros...'. Ver a los jóvenes que se acercan a la Orden porque quieren ser hermanos menores, es esperanzador. La tarea formativa es exigente pero también gratificante.
El Hno. Rafael expresó que necesitamos una ayuda para mantener las presencias, especialmente en las zonas indígenas, mientras egresan los relevos del proceso de formación. El Hno. Mauro señaló que se puede iniciar el camino para lograr que algunos hermanos de otra circunscripción vengan a apoyar a la Viceprovincia de Venezuela. Eso será lento: consulta al definitorio general y a los provinciales que cuentan con abundantes frailes...
Volvimos a dialogar sobre la importancia de la fraternidad formativa, y del equipo de formadores, con criterios comunes. Puede ser que emerjan diferencias entre los formadores; éstas deben ser dialogadas entre los formadores. El mejor instrumento de formación es el testimonio en el seguimiento de Jesús, al estilo del Pobrecillo de Asís.
Terminamos con un almuerzo compartido con el Nuncio, quien agradeció la invitación y nos pidió mantener nuestra peculiar cercanía al pueblo, a los sencillos, y ayudar a que ese pueblo pobre no se deje separar de los obispos, duramente atacados por gente del gobierno.
jueves, 15 de julio de 2010
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