jueves, 21 de enero de 2010

Cántico del sol VIII

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.


El Pobrecillo sabe de la presencia del mal en la creación. El apóstol Pablo expresa que la creación entera gime con dolores de parto, queriendo dar de sí una realidad según la voluntad del Altísimo, donde ya no tengan lugar la enfermedad, el dolor, la muerte, el pecado... Pero mientras estamos en este mundo peregrinamos en fe, dijo Agustín, mientras la paz alcanzada está siempre amenazada. El Señor Jesús nos llama, en su parábola del trigo y la cizaña, a la paciencia histórica y pedagógica.

El alcalde (podestá) y el Obispo de Asís estaban peleados. La sociedad feudal era un campo de batalla: Papa contra emperador; mayores versus menores; Asís contra Perusa (así otras ciudades); católicos contra cátaros; cristianos versus musulmanes... El Poeta asisiense conoce en carne propia los conflictos y la enfermedad. Antiguo combatiente, preso en Perusa, enfrentado a su padre mercader, acosado por el partido de los clérigos (dentro de su misma Orden), cargado de achaques que le dan temprana muerte... Coronado por su capacidad para soportar y perdonar. Instrumento de concordia ayer y hoy. Testigo de la paz ante el Sultán, en Damieta, Egipto, en medio de la V Cruzada (1217).

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