Esta mañana celebré dos misas en la Catedral de Machiques, la de 8:00, donde predominaba la gente mayor, y la de 11:00, con menos feligreses; gran parte de estos eran niños. En la homilía de la primera seguí el método expositivo, a partir de fragmentos del evangelio (Jn 6); en la segunda misa, tratando de captar la atención de los niños, tarea bien difícil por su apego a los medios audiovisuales, usé una narración, cuyos comentarios están en este blog: Los Makunaima, el principal mito del pueblo pemón, los caribes gransabaneros.
Luego fui a casa para almorzar con padre, Cheo García, pero no el de la Billo's, sino el de María Chourio, mi madre, que hoy viajó a Maracaibo para someterse a la tercera sesión de quimioterapia. Nos da ejemplo de fortaleza. En medio de la prueba, después de la operación de cáncer en los senos, tiene humor para decir: 'por suerte ya les di de mamar a los cinco hijos'. Sólo éramos padre y yo para almorzar. Cuando éramos niños nuestros padres nos apagaban el tv para que prestáramos atención a la comida; ahora soy yo quien le apago el tv para que deje de prestar atención a la 'Celestina mecánica', citando a la Prof. Martha Colomina. Para padre sólo existen dos canales: Globovisión y Meridiano, es decir noticias críticas con el régimen que quiere llevarnos al Mar(x) de la (in)felicidad de Cuba y beisbol.
Después de lavar los platos y siestear, disfruté de ácidas páginas del corrosivo Ciorán, pensador rumano que vivió muchos años en París. Él mismo dejó escrito que su pueblito, ubicado en los Cárpatos, en su país natal, Sibiu, la ciudad en la que estudió bachillerato y filosofía, y París, fueron los tres lugares más queridos. Ciorán es confesamente nietzscheano. Es más, considera a Nietzsche ingenuo. Si alguien conoce la 'filosofía nietzschena, filosofía del martillo', puede imaginarse la voluntad de negación y crítica de Ciorán. Algunos ejemplos: 'me da asco el optimismo antropológico de los marxistas, que creen que pueden hacer una sociedad nueva sin la ayuda de Dios; el ser humano comenzó catastróficamente y no parará hasta culminar la catástrofe; Caín y Abel son el resumen de la historia, porquería y sangre, cuyo final son los jinetes del Apocalipsis; una calavera no es una buena introducción a la modernidad, que pretende esconder la finitud; los únicos envidiables son los que saben rezar, porque pueden trascender este mundo miserable; los sicoanalistas tienen razón, si queremos ser adultos hay que matar al padre, pero eso incluye a Freud y a los siquiatras...' Supongo que eso también incluye a los caudillos latinoamericanos (hablo en sentido figurado, como Freud y Ciorán, por si acaso).
domingo, 26 de julio de 2009
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