martes, 7 de julio de 2009

de Guayana a Caracas

Viajé en expresos occidente, de Santa Elena a Pto. Ordaz. La compañera de asiento era una simpática joven brasileña, que habla muy bien castellano. Me preguntó cómo se reza 'eso', al ver el rosario... Trató de recordar el ave maría, en portugués, y lo hizo, con alguna falla. Dijo que le gusta la oración... Evoqué a Sta. Teresa de Ávila, gigante en la historia de la espiritualidad, maestra de oración, que dice, orar es algo sencillo, traer a Jesús (y a María) a la memoria y al corazón. Afirma Ciorán que mucha gente envidia a quien tiene éxito profesional, grandes cuentas bancarias, fama... pero que sólo son envidiables los que saben rezar. Todo lo estimo basura con tal de alcanzar a Cristo (Fil 3, 8). En realidad, como dice Pablo, todos hemos sido alcanzados por él, por creación y por recreación (somos creaturas nuevas, en Él). Él es el vino nuevo que nos quiere odres nuevos. ¿Por qué entonces hay tanto mal? Misterio de iniquidad, ante el cual cabe el silencio contemplativo y la praxis consecuente. No puedo eliminar la oscuridad, pero puedo brindar algo de luz a mi alrededor, como el cocuyo del relato pemón o la lamparita de barro de Tagore.
Llegamos con retraso a Pto. Ordaz. Taxi hasta el aeropuerto. El Obispo me obsequió el pasaje aéreo. En el Correo del Caroní aparece confirmada la noticia de la muerte trágica del Cap. Alfonso Rodríguez, piloto de Transmandú, famoso por su veteranía y su bonhomía. Hombre solidario con los pemones, especialmente con los de la región de Kamarata; amigo del misionero dominico, Jaime, quien seguro lo tendrá presente en sus oraciones, como quien escribe. Los creyentes somos seres humanos comunes y corrientes, por eso atravesamos por las mismas pruebas; pero tenemos un bálsamo, un consuelo, la fe en el crucificado que ha resucitado. 'Vengan a mi los agobiados, yo los aliviaré... Yo soy la resurrección y la vida'. Paz para quien surcara los cielos gransabaneros con un corazón de Saint Exupery, escritor de 'El Principito'.
Vuelo sereno, en aeropostal, y taxi hasta el vetusto convento de La Merced, donde está enterrado el predecesor de Mons. Guerrero, Diego Alonso Nistal, primer obispo del Vicariato del Caroní. El Nacional luce atrasado en la noticia sobre el Cap. Alfonso. Suele suceder que el centro no conoce la realidad del sur profundo, por eso me gusta tanto el Correo del Caroní. Por eso disfrutaba tanto los artículos del poeta Luis Alberto Crespo sobre la Venezuela otra (provinciana, campesina, indígena...) en el Papel literario.