sábado, 29 de agosto de 2009

Quito XII

Hoy he trabajado con los hermanos Laercio, custodio de Paraguay, y Carlos, joven peruano, en la revisión del borrador que recoge lo reflexionado, dialogado y orado durante estas dos semanas, en torno a la vida afectiva de los formadores y la pastoral juvenil y vocacional.
Iniciamos la jornada con la eucaristía y el desayuno: misa y mesa. Los demás hermanos laboraron con la evaluación de este encuentro y la organización del siguiente. Eligieron Paraguay y Venezuela como posibles sedes, para dentro de dos años. En la tarde, después de almuerzo se fueron de paseo al monumento de la línea del Ecuador, mitad del mundo. Los redactores seguimos con nuestra tarea. Finalizamos cerca de las 7:00 pm. Todavía no han regresado los excursionistas. Ayer y hoy han estado en esta casa un puñado de jóvenes paulinos con su formador. Están haciendo retiro.
Al redactar el documento final he tenido ocasión de repasar, en diálogo con Laercio y Carlos, estas dos semanas. Cada ponente nos ha iluminado; dialogamos con sinceridad en los grupos; las plenarias fueron bien conducidas, para escuchar a los secretarios, y complementar con intervenciones espontáneas; así fue naciendo el documento. Esta tarea tiene un contexto de oración, fraternidad y múltiples servicios. Lo más enriquecedor termina siendo el compartir experiencias, aunque las iluminaciones de Kevin y los esposos jungianos fueron muy buenas.
Recuerdo una anécdota en el Concilio plenario de la Iglesia en Venezuela; quien escribe tuvo el atrevimiento de decir a Pedro Trigo, en una de las primeras sesiones: estamos perdiendo el tiempo, por que sólo repetimos el Vaticano II. Contestó sabiamente Pedro: el objetivo no es ir más allá del Vaticano II, es recibirlo y no retroceder. Seguimos en la tarea de recepción de ese acontecimiento pentecostal que nos llamó a tomar en serio el giro antropológico, la secularidad y la vocación común al seguimiento de Jesús, en diversos estados de vida. De esto se trata el documento: tomar en serio la condición sicoafectiva del formador, de los formandos, de los aspirantes y de los jóvenes en general; asumir la pasión por el seguimiento de Jesús, en nuestro caso con el estilo de Francisco de Asís y de Félix de Cantalicio, en la América Latina de este siglo XXI; ofrecer esta pasión y estilo al pueblo de Dios y a la humanidad, humildemente, teniendo la esperanza de que algunos jóvenes vendrán a compartir nuestra existencia.

Quito XI

Ayer la brega fue con el borrador del documento síntesis. Lectura personal, trabajo grupal y plenaria. También tuvimos la ocasión de escuchar a Mons. Luis Cabrera, franciscano leonino, Arzobispo de Cuenca. Alguien comentó que en América Latina obispos como él son la contraparte de los obispos del Opus Dei. Francisco nos diría que no veamos pecado en el Opus, pero que seamos fieles a nuestro carisma. Mons. Luis, en sintonía con otro obispo con el mismo nombre, Mons. Luis Augusto Castro, colombiano, nos llamó a centrar la atención en la misión; Jesús nos llama para que estemos con él, sí, pero luego nos envía a anunciar el Reino de Dios, la Misericordia del Padre bueno que quiere que todos tengamos vida y vida abundante. Para nosotros esa misión que nace del seguimiento de Jesús de Nazarert, lúcido y cálido, tiene unas notas carismáticas: oración, fraternidad, minoridad. Es interesante que esas notas tienen unos correlatos en la realidad desafiante de los crecientes movimientos pentecostales: orar con la Palabra, pertenecer a una perqueña comunidad donde se es conocido y apreciado, participación en la misión, especialmente en medio de los empobrecidos ('menores' en categorías medievales y franciscanas).
Los hermanos Laercio, brasileño, custodio de Paraguay, Carlos, peruano, y quien escribe, fuimos designados como comisión de redacción. Aunque estuve toreando tareas de secretaría, termino en esta comisión. Sea por servicio fraterno. En la noche los venezolanos, siguiendo la estela de Stefanía (ja...), ganamos primer premio en canto y baile, con las habilidades de juglares (cantantes y payasos) de Alfonso y Richard, quienes presentaron el acto de la elefanta Pepita, con ayuda del fraile brasileño, residente en Paraguay, Edisson. El 'orinado' por Pepita fue José Gustavo, colombiano. Piero, peruano, miembro del Oficio General de Formación, residente en Frascati, Italia, se despidió, porque viajará mañana temprano.