sábado, 28 de noviembre de 2009

en Caracas todavía

Este sábado finalizamos el ciclo litúrgico B e iniciamos el tiempo de adviento (ciclo C). Terminando el año litúrgico, la palabra nos habla del fin del cosmos, del final de la historia. 'Nadie sabe el día ni la hora', nos ha dicho el Buen Maestro. Pero algunos hermanos protestantes y, en ocasiones, hasta católicos, se lucen como disparateros al querer poner hora y fecha. 'El Hijo del hombre vendrá como un ladrón', dice el Buen Jesús. No sabemos el día y la hora del final del cosmos. Tampoco sabemos nuestro día y hora finales (particulares). Pero sí sabemos que debemos estar preparados: realizando la verdad en el amor, afirma el apóstol Pablo. Honestidad y sinceridad, en medio de una sociedad corrupta y mentirosa, donde los parlamentarios, como señala el poeta y profeta Ernesto Cardenal, corrompen la política y el idioma; si quieren detalles pregunten por los testaferros de Adán Ch., José V., Jessie Ch., D. Cabello y algunos otros. Viva la
'robolución'. En medio de una sociedad marcada por la injusticia, el egoísmo y la insensibilidad, ser testigos de la solidaridad, la lucha por la justicia y la compasión.

Los frailes capuchinos hemos terminado nuestra asamblea viceprovincial, contentos de poder aportar nuestro granito de arena en la gran tarea de la evangelización. Ya tenemos un borrador de proyecto, que iremos laborando en encuentros locales, zonales y nacionales, durante un año, para arribar a un buen consenso que nos lleve a crecer en la misión de Jesús, el rabí galileo, profeta de la Misericordia de Dios, de palabra candente contra los miembros del Sanedrín, jefes religiosos y políticos del pueblo elegido de la Antigua alianza.

Hoy no pude conseguir pasaje para Ciudad Bolívar: viajaré, Dios mediante, mañana en la noche a la odalisca del Orinoco. Luego, el lunes en la noche, seguiré hacia el sur bolivarense, a casa de los arekuna, subgrupo pemón, para disfrutar de la cotidianidad y bendecir al Creador (Eclo. 32, 12s)