miércoles, 30 de diciembre de 2009

ternura y misión

Ayer los aguinalderos fueron especialmente buenos. Son los del sector Kavanarú. Los músicos de la familia Peña y vocalistas de esta familia, los Sigala y alguna otra. Homilía centrada en Simeón, anciano, justo y piadoso. Justicia, tan necesaria en el mundo entero, tan maltratada y manoseada. Piedad: reconocernos como pobres creaturas en las manos de un Padre Bueno. Después de misa la familia Mariño, liderada por Ana Francisca, arekuna que reside cerca de S. Pedro, en Roma, organizó una fiestecita solidaria. Ella trajo juguetes de Italia y los repartió a niños pequeños de las familias más pobres de este poblado pemón.

En la madrugada debí levantame a sacar a Wakú, nuestro perro, que aullaba a la luna, según sus genes maternos. Luego me costó dormirme, así que me levanté tarde. Fui luego a la acostumbrada caminata, cuando rumio la existencia y la Palabra. Pedro fue al Hato a sacrificar una res para vender carne a Martiniano, el guardaparques, que quiere celebrar en grande el paso de año con su familia, incluyendo a su suegro Generoso, quien regresa de una gira apostólica por la zona de los kamarakotos. Por gente como este carpintero predicador es que señalo al Obispo que el pueblo de Dios va por delante de lo propuesto por los Obispos sobre Misión Continental.