martes, 1 de diciembre de 2009

en el hogar del Kavanarú, capital arekuna

Ayer en la noche el Hno. Eduardo me llevó al terminal de buses de C. Bolívar, donde embarqué en unidad de Expresos Occidente. Viaje sereno de la capital estadal a Rápidos Kamoirán. Sólo en dos alcabalas nos pidieron cédula (Sierra de Lema y Luepa). A las 5:30 am desembarqué en Rápidos; bebí el cafecito mañanero en lo de la gente de Silviano, pemón cienciólogo, es decir discípulo de Hubbard. Dialogué brevemente con Cherry, hijo de Emilia Castro. Cherry me entregó llave de una habitación. Baño. Estaba terminando cuando arribó Salvador, quien vino a buscarme. Desayunamos a cuenta de la casa y conversamos con la dueña, Emilia.

Por el camino Salvador me cuenta novedades de Kavanayén. Recuerdo que el Hno. Nelson Sandoval decía: 'aquí sí pasan cosas...'. Yo le contestaba que en todas partes 'pasan cosas', pero que en comunidades pequeñas nos enteramos más rápidamente. Al llegar a casa cumplo con el rito de estos momentos, cuando regreso a Kavanayén: dialogo con el Hno. Raúl, quien quedó de jefe de la misión durante una semana; globalmente, todo bien; hablo con la Hna. Zaida, quien me cuenta que sólo ella dio clase de UPEL la semana pasada, adelantando materia del próximo encuentro, en el cual no estará; en clase, de sicología, hirió alguna susceptibilidad; le digo que el enfoque vivencial de sus clases es correcto, se trata de estudiar para mejorar, como personas y como docentes; al que le pique que se rasque. No encontré al jefe Filiberto, porque está en examen de lapso. Queda pendiente esa conversa. Este rito me ayuda a seguir el pulso a la comunidad.