jueves, 11 de marzo de 2010

historia de los capuchinos en Venezuela

Miércoles, día de Mercurio, dios de los mensajeros; recuerdo el estudio de Robert Graves. Fr. Cesáreo de Armellada nos ha dejado un tesoro similar sobre los mitos pemones. Por cierto, ayer una educadora pemona me señaló que la habían consultado sobre el homoerotismo entre los pemones; quien hacía la consulta utilizó la referencia de los griegos. Dialogamos sobre Sócrates y Alcibíades en el diálogo del Banquete.

Comienzo el curso de historia de la orden capuchina en Venezuela, con los novicios (4). Usamos el texto de Micheo-Ugalde que aparece como apéndice en el tomo correspondiente a Colombia-Venezuela, en la monumental historia de la iglesia en América Latina, de CEHILA, coordinada por el filósofo argentino E. Dussel. Inicio con una introducción: actitudes ante la historia, según Nietzsche (piadosa, monumental y crítica); y amplia bibliografía sobre el tema. Apenas vimos el primer punto de la historia colonial de nuestra iglesia venezolana, donde los capuchinos tenemos puesto de honor (aún siendo hermanos menores). Un encomendero dijo: 'tan perros son los indios como los capuchinos'. Una perla para leer la historia 'desde abajo'. Los vencidos, los pobres, los otros, son el lugar epistemológico más adecuado para interpretar la realidad, según el filósofo-mártir (como S. Justino) I. Ellacuría. Evoco a O. Paz y su 'Laberinto de la soledad', para llamarnos a hacer memoria contra 'el ninguneo': los aztecas ningunearon a los indígenas anteriores; los españoles a los aztecas... el régimen del PRI a los estudiantes asesinados en Tlatelolco en 1968. El 'gas del bueno' a los universitarios venezolanos. Todo parecido con la coincidencia es pura realidad. El maestro de novicios decía que la solución de la problemática de los indígenas en América Latina pasaba por la recuperación de las raíces indígenas de todos los criollos latinoamericanos. Tema genialmente planteado por Jorge Icaza en 'El chulla Romero y Flores'.