lunes, 29 de junio de 2009

formación capuchina

La Orden de los Hermanos menores capuchinos nació en el siglo XVI y llegó a Venezuela en el XVII. Desde entonces ha estado presente en nuestra patria venezolana, especialmente entre los pueblos indígenas.

Los capuchinos somos parte de la gran familia que tiene su fuente en Francisco de Asís, ítaloumbro que centró su vida en el seguimiento de Jesús de Nazaret, en el siglo XIII. Las notas carismáticas del franciscanismo son la oración; la fraternidad universal, incluyendo al señor hermano sol y la hermana madre tierra; la minoridad, es decir la opción por los empobrecidos y la actitud de humildad; el trabajo, incluso doméstico; la itinerancia; la penitencia; la misión.

Ya en vida de Francisco hubo tensión entre los zelantes (compañeros defensores del estilo radical del fundador) y el partido de los letrados-clérigos (partidarios de un estilo menos radical, especialmente en la minoridad, que diera más lugar a los estudios académicos). Francisco tenía sospechas ante los estudios, que pueden alimentar el ego y sacarnos de en medio de los empobrecidos. Al morir Francisco esa tensión se agudizó y, finalmente, escindió la Orden: los zelantes pasaron a ser observantes y la comunidad (línea menos minorítica) se constituyó en los conventuales. Con el tiempo, en el seno de la observancia surgieron movimientos que reclamaban más radicalidad en la minoridad. Así, en el siglo XVI, surgió la rama de los capuchinos, subrayando la oración, la penitencia y la austeridad.

Hace unos días, el Hno. Ernesto, viceprovincial en Venezuela, con sus consejeros, han decidido dar un giro copernicano a la formación de la orden en nuestro país. En realidad son líneas trazadas por el Hno. Mauro, ministro general, en su carta sobre la formación. Se trata de dar prioridad en la formación inicial (seis años) a lo vivencial-carismático, dejando lo académico-clerical (si el hermano decide ser sacerdote) para después de la profesión perpetua. Hasta ahora, excepto en el postulantado inicial (un año) y en el noviciado (un año), toda la formación estaba marcada por lo académico-clerical (los estudios de filosofía y teología en el Instituto de teología para religiosos, afiliado a la UCAB).