sábado, 18 de julio de 2009

El Pastor de Perijá

El día 16, al finalizar la celebración de la misa de 6:30 am, en sacristía estaba el obispo, Mons. Ramiro, un santo varón, oblato de María; me preguntó: cómo hacemos para que esta gente pase de la devoción al compromiso. Le contesté con frase de Pedro Trigo, sj, profesor destacado en el Instituto de teología para religiosos, aunque abierto a diocesanos y seglares: no nos extrañemos de que el pueblo de Dios tenga fuertes defectos en su vida cotidiana; pensemos en los años de formación de los sacerdotes y en desgraciadas incoherencias de algunos ministros. Decía el gigante Pablo de Tarso, con angustia: quién me liberará de esta cárcel de pecado. Añadía con gozo: gracias Padre por darnos la libertad en Cristo Jesús. El maestro Mesías ya lo había dicho: la Verdad los hará libres. Todos reconocemos al comienzo de cada misa que somos pecadores; la tarea de la conversión es brega constante para todos. Aún después de todo lo dicho, entiendo la preocupación del pastor. Que la fiesta patronal no sea puro folklore, que haya crecimiento en el seguimiento de Jesús de Nazaret, quien nos convoca para hacernos como él.
Esta mañana llegué a catedral, bajo fina llovizna, cuando el Obispo abría las puertas de la iglesia; cuántos obispos en el mundo entero harán esa humilde tarea. Este es un hombre sencillo, de oración y servicio al pueblo de Dios. Al verme decidió no celebrar, dejando que yo presidiera, porque él y el párroco, joven y entusiasta, se fueron al pueblo natal del segundo, para celebrar, en el año del sacerdocio ministerial, los 50 años de presbítero del P. Eladio. Buena parte de esos diez lustros los ha vivido el P. Eladio en La Villa, capital del municipio Rosario de Perijá. Dos palabras que resumen mucho: devoción mariana y toponimia , historia de la iglesia local, que, como en gran parte del país, está vinculada a la historia de los hombres de pardo sayal, sandalias y barba, rama de la gran familia franciscana, creadores de tres de los cuatro vicariatos apostólicos de Venezuela (Tucupita, Caroní y Perijá, que antes incluía La Guajira).

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