sábado, 29 de agosto de 2009

Quito XI

Ayer la brega fue con el borrador del documento síntesis. Lectura personal, trabajo grupal y plenaria. También tuvimos la ocasión de escuchar a Mons. Luis Cabrera, franciscano leonino, Arzobispo de Cuenca. Alguien comentó que en América Latina obispos como él son la contraparte de los obispos del Opus Dei. Francisco nos diría que no veamos pecado en el Opus, pero que seamos fieles a nuestro carisma. Mons. Luis, en sintonía con otro obispo con el mismo nombre, Mons. Luis Augusto Castro, colombiano, nos llamó a centrar la atención en la misión; Jesús nos llama para que estemos con él, sí, pero luego nos envía a anunciar el Reino de Dios, la Misericordia del Padre bueno que quiere que todos tengamos vida y vida abundante. Para nosotros esa misión que nace del seguimiento de Jesús de Nazarert, lúcido y cálido, tiene unas notas carismáticas: oración, fraternidad, minoridad. Es interesante que esas notas tienen unos correlatos en la realidad desafiante de los crecientes movimientos pentecostales: orar con la Palabra, pertenecer a una perqueña comunidad donde se es conocido y apreciado, participación en la misión, especialmente en medio de los empobrecidos ('menores' en categorías medievales y franciscanas).
Los hermanos Laercio, brasileño, custodio de Paraguay, Carlos, peruano, y quien escribe, fuimos designados como comisión de redacción. Aunque estuve toreando tareas de secretaría, termino en esta comisión. Sea por servicio fraterno. En la noche los venezolanos, siguiendo la estela de Stefanía (ja...), ganamos primer premio en canto y baile, con las habilidades de juglares (cantantes y payasos) de Alfonso y Richard, quienes presentaron el acto de la elefanta Pepita, con ayuda del fraile brasileño, residente en Paraguay, Edisson. El 'orinado' por Pepita fue José Gustavo, colombiano. Piero, peruano, miembro del Oficio General de Formación, residente en Frascati, Italia, se despidió, porque viajará mañana temprano.

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