Desde el 23 de marzo no había escrito, puesto que el infocentro de Kavanayén está sin señal; según sabemos, por morosidad del Ministerio encargado con el proveedor. Igual pasa en ocasiones con el programa de alimentación escolar: los pequeños se quedan sin 'papa' por falta de pago del gobierno a los proveedores. En el ambulatorio no hay suficientes medicamentos... Pero estamos recién empezando pascua y no debo quejarme tanto.
La semana santa fue ocasión para renovar la fe junto a los caribes gransabaneros. El domingo de ramos, después de celebrar la misa, fui a visitar al párroco vecino, a tres horas y media de carretera, parte de tierra, parte asfaltada. Adriano es un diocesano italiano, ya veterano entre los pemones, los akawayos y los arhuacos de Cuyuní. Esa tarde y noche dialogué mucho con él y con Guillermo, un cura obrero holandés que forma parte del movimiento Calama. Guillermo tiene en casa, en S. Félix, a Alejandro, un joven de Mapaurí, comunidad pemón, en Gran Sabana, que vive el calvario de ser enjuiciado por acusación de asesinato. Las historias que cuenta Guillermo del absurdo proceso judicial me hacen recordar la obra de Kafka y el cuento del infierno venezolano; ya saben: cuando hay tambores, no hay mierda; cuando hay mierda no hay tambores; a veces hay tambores y mierda, pero los obreros están en paro. En S. Miguel tuve la suerte de tomar parte, el lunes después de ramos, en una reunión de gente de las comunidades del sector empeñada en tarea de iglesia y de educación. El proyecto triple E: economía, espiritualidad y educación, nacido del equipo de pastoral parroquial y acompañado por muchas personas. Sería largo describir dicho proyecto. Baste señalar que lo considero una muestra de lo que los obispos en Aparecida expresan: el momento actual, de emergencia de los pueblos indígenas, con sus valores tradicionales, es un kairós, un tiempo de gracia para la humanidad entera.
El domingo de resurrección fui a celebrar el banquete del crucificado que ha resucitado en S. Rafael de Kamoirán y en Karawaré. En la primera comunidad me encontré con el Hno. Francisco, líder local que anuncia que irá a la Periquera, en el río Paragua, a evangelizar.
Hoy miércoles viajé de Kavanayén a C. Bolívar para tomar parte en el encuentro anual de formandos capuchinos, los retoños del vetusto árbol. Los jóvenes me han invitado para que les hable de 'La Misión', desde la experiencia de este pobre fraile en medio de los pemones.
miércoles, 7 de abril de 2010
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