jueves, 24 de junio de 2010

Kavanarú, Cántico del Poverello, octavo haiku.

Nuevamente escribo desde la laptop de Guadalupe, mientras ella disfruta del partido Japón versus Dinamarca. Van ganando los nipones.

Esta mañana se fueron los frailes Raúl y José Manuel a Santa Elena, capital gransabanera. El primero habrá presidido la misa en la fiesta patronal de S. Juan de Kamoirán. Así se va despidiendo del Vicariato del Caroní, donde ha vivido su año de experiencia misional, residiendo en el centro misional de Kavanayén, en el cual fuera recientemente ordenado sacerdote según el rito de Melquisedec, es decir, de Jesús de Nazaret. Un andaluz hecho sacerdote según el rito de un galileo.

Clases de franciscanismo con tres postulantes. Simón-pemón sigue en casa por la salud de su padre. Tema en clase: Cántico de las creaturas. Poesía, espiritualidad y ecología. Nos acercamos a la visión crítica de Edgar Morin, quien habla de una crisis planetaria, de la humanidad y la tierra-patria (madre-tierra, dice el Pobrecillo).

Octavo haiku: Señor Yahvé:/ glorioso es tu Nombre/ en todo el orbe.

Yahvé: 'yo soy el que soy'; 'yo soy el que seré'; 'yo soy'... son algunas de las traducciones de ese nombre del Innominado o Multinominado, del trascendente que por tal se hace ausente, pero está presente en lo más hondo de cada criatura, dándole el ser, aunque sea regalo contingente (lo que puede dejar de ser). Ese nombre es glorioso en todo el orbe. Sir 39, 16: Hermosas son todas las obras del Señor.

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