viernes, 18 de diciembre de 2009

Kavanayén, pequeños arekunas, postulantes y epistolario

Si no vuelven a ser como niños no entrarán en el Reino (Jesús de Nazaret). Ayer los niños de preescolar cantaron la misa de aguinaldos (5:00 pm). Luego compartí la cena con ellos, en su local educativo. Un regalo del Altísimo. Sigo tocando el tema de la familia y la escuela en la homilía. En este día hice referencia al reto de retomar la escuela para padres.

Los seis postulantes siguen en pequeñas comunidades: tres en S. Rafael de Kamoirán y otros tantos en Mapaurí. Fr. Raúl, un andaluz, acompaña a los del grupo primero. Los capuchinos no podemos menos que agradecer a Dios que envíe jóvenes a la Orden, especialmente en estos tiempos en que muchas instituciones no tienen vocaciones. La alabanza ha de ser acompañada con el esfuerzo por ayudar a estos jóvenes a crecer como personas y cristianos, eventualmente consagrados en nuestra vetusta institución. Recuerdo que José C. Ayestarán, sj, entonces rector del Instituto de Teología para Religiosos, visitó hace años nuestro postulantado, en este centro de Kavanayén y expresó al entonces maestro, Fr. Ramón Morillo: 'ahora sé cuál es el secreto de los postulantes capuchinos; su experiencia en medio de los pemones'. Los frailes capuchinos formados en Venezuela manifestamos que la vivencia habida en pequeñas comunidades de yukpas, barí, wayú, pemones y guaraos (en honor a Fr. Julio Lavandero escribo con su grafía), ha sido clave en nuestro proceso formativo.

Acabo de finalizar la lectura de un epistolario de Merton y Cardenal. Genial. Un diálogo entre el famoso monje, intelectual, poeta norteamericano y el no menos conocido y polémico monje, intelectual y poeta nicaragüense, quien, según su vecino Sergio Ramírez, continúa viviendo monacalmente, ahora acosado por el tiranuelo que fuera su camarada de lucha y su esposa, madre de una hija que denuncia al tiranuelo de abusos escabrosos.

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