martes, 15 de junio de 2010

Carlos Somera en Kavanayén

Ayer en la tarde, Carlos Somera, viceministro de pueblos indígenas, visitó este poblado arekuna y dialogó con un grupo de la comunidad, incluyéndome, sobre diversos tópicos. Comenzó por hacer un poco de historia personal, desde su comunidad Pampatamerú, donde el Aponwao se une al Kukenán, formando el Caroní, que se parece más al primero, por el color oscuro de sus aguas y por su gusto por corcovear. Pasó por sus años en el centro misional de Wonkén, los días de universitario en la aldea, en Santa Elena, sus tareas como empleado de alcaldía (promotor de los consejos comunales), su arribo al puesto actual. Insistió en que los jóvenes y las mujeres deben luchar por ganar espacios de participación. El discurso, aún haciendo referencias a Chávez y Nicia, no estuvo recargado de ideología oficialista, a diferencia de la verborrea que le escuchara a la ministra nombrada en la asamblea pemón de Fuerte Manikuyá, hace unos años, cuando un anciano indígena le dijera: 'nuestra pelea no es con Bush, ministra, es con ustedes, el gobierno, que no quieren cumplir con el mandato constitucional relacionado con nuestro territorio'. Hubo diversas intervenciones de miembros de la comunidad. Por mi parte insistí en la palabra del anciano señalado, de nombre bíblico (Job): ¿por qué el Estado no cumple con lo pautado en la Constitución y entrega los títulos de propiedad sobre sus territorios a los pueblos originarios?

En un libro de Mires sobre los pueblos indígenas en América Latina, que me obsequió el Hno.René, veterano misionero en medio de los yekuanas del Erebato, hay unas luces para la coyuntura actual de los pueblos originarios en esta Venezuela de Estado autoproclamado revolucionario y socialista: la lógica revolucionaria-marxista es finalmente occidental, materialista, desarrollista, estatista, militarista, centralista, ilustrada... y por lo tanto contraria a la racionalidad indígena. Ésta es otra, aunque próxima: animista, ecológica, a-estatal, civilista, descentralizada, popular. Apunta Mires un caso emblemático de desencuentro de indígenas y revolucionarios: los miskitos.

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